Antes de comenzar es importante tener en cuenta que no existen verdaderas definiciones institucionales sobre los diferentes tipos de cosmética. La legislación de la Unión Europea no contempla una definición como tal para la cosmética natural y la engloba dentro de la cosmética general. Después de un trabajo de unificación, varias organizaciones han alcanzado un acuerdo para definir ciertos estándares y requisitos comunes resumidos en la certificación internacional COSMOS.
¿Qué se entiende por cosmética natural?
Por cosmética natural entendemos la que está elaborada a partir de ingredientes 100% naturales (vegetales, minerales o animales) o de origen natural. Quedan totalmente excluidos los ingredientes transgénicos (OGM), mientras que los conservantes sintéticos, los colorantes artificiales y los perfumes químicos, entre otros, se emplean de forma muy residual o bajo estricta autorización.
La cosmética natural certifica unos procesos de producción sostenibles, respetuosos con el medio ambiente y la biodiversidad en todas las etapas del ciclo productivo. Tiene también en consideración la distribución, las fuentes de energía utilizada, los tipos de envases empleados y el reciclaje.
En 2019 la cosmética natural dio un paso más con la aprobación de la normativa ISO-16128, que establece una nueva regulación en la que se definen las características que ha de tener un producto natural. Esto ha contribuido a que, poco a poco, se vaya minimizando la confusión entre los consumidores.
¿Qué significa cosmética vegana?
Se conoce por cosmética vegana a la cosmética en la que no se emplea ningún producto de origen animal ni sus derivados.
Tengamos también en cuenta que ya desde 2013, está prohibido testar en animales y que todos los productos cosméticos que se fabrican o venden en la Unión Europea han de cumplir con este requisito.
¿Qué significa cosmética ecológica?
La cosmética orgánica, ecológica o bio es un tipo de cosmética natural con unos estándares de trazabilidad superiores. Se certifica que la mayoría de sus ingredientes provienen de la agricultura ecológica. Esto implica que no se ha recurrido a fertilizantes ni a agroquímicos como herbicidas, insecticidas o fungicidas que puedan influir en la fertilidad de las tierras de cultivo y en el cuidado del ecosistema.
La cosmética orgánica suele implicar procesos de elaboración más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente. No obstante, debemos buscar una visión más amplia del contexto. Algunos ingredientes ecológicos pueden requerir para su cultivo mucha cantidad de un recurso agotable como es el agua, tal vez mucha más que otro ingrediente “no eco” de propiedades similares. En este caso, formular con ese ingrediente “eco” podría ser menos sostenible que utilizar el “no eco”.
Según el sello certificador independiente COSMOS, para que un producto cosmético sea considerado orgánico necesita que, de todos los ingredientes que componen la fórmula, por lo menos un 20% sea ecológico (10% si el producto requiere aclarado). Adicionalmente, de todos los ingredientes naturales contenidos en la fórmula, al menos un 95% de ellos tiene que ser de origen ecológico.
Tengamos en cuenta que el agua y los minerales no se consideran orgánicos ya que no provienen de la agricultura. Así, cuando se analiza una fórmula en base acuosa, donde el agua representa cerca de dos tercios del total, el porcentaje de ingredientes orgánicos será bastante reducido. Esto no ocurre en el caso de los aceites donde, al no haber agua, se puede alcanzar hasta un 100% de ingredientes bio.
¿Qué entendemos por cosmética convencional?
Se trata de una cosmética a base de ingredientes y activos que no existen como tales en la naturaleza, sino que son el resultado de un proceso de síntesis en laboratorio. A pesar de su continuo desarrollo, este tipo de cosmética todavía puede contener ingredientes menos afines a la piel sensible, incluso componentes agresivos o potencialmente irritantes; así como sustancias que podrían ser perjudiciales para el medioambiente. Aunque las compañías son cada vez más responsables en este sentido, los ingredientes y procesos que se asocian a este tipo de cosmética pueden llegar a tener un impacto en nuestro entorno.
Además, este tipo de cosmética incorpora gran cantidad de ingredientes (no activos) con intención de aumentar la vida útil del producto o aportar una elegancia cosmética superior (texturas, aromas..) que verdaderamente no aportan nada a nuestra piel ni tienen un impacto en la salud de la misma. Si bien es cierto que hay una serie de moléculas de gran eficacia que solo pueden ser obtenidas a través de la síntesis. Esto hace que todavía sean muchas las personas que decantan su balanza por este tipo de cosmética.
Entonces, ¿es más eficaz la cosmética convencional o la natural?
Siendo transparentes y claras, si hablamos de eficacia, una vez encontrado el producto que responde a las necesidades de tu piel, a nivel de resultados no debería haber diferencia entre cosmética natural y convencional.
La promesa de un producto tiene que cumplirse por ley. Si esto no ocurre, algo está fallando.
En nuestro centro no solo buscamos ingredientes que se asimilen bien por nuestro organismo, sino también porque pensamos que una agricultura más sostenible y el uso de materiales con poco impacto medioambiental son mejores para nuestro planeta. Pero estamos de acuerdo con que la elección de un cosmético se debe hacer en base a sus resultados y eficacia, sin renunciar al disfrute de la aplicación y a la experiencia sensorial.
Al margen de todo lo explicado consideramos que puede y debe de haber otro propósito que va más allá de todo esto y tiene que ver con los pilares fundamentales de nuestra filosofía: cuidarte debe ser una prioridad. Y que mejor manera de hacerlo que invirtiendo en cosmética que signifique tiempo para ti y beneficios para tu piel y el planeta que habitamos y dejaremos a siguientes generaciones.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.